Jamas se vieron tan vivos los colores como hoy los encontré en tu boca.
Uno a uno iluminaron mis ojos
y resplandecieron la oscuridad del silencio
que nos disfrazaba de desconocidos entre nosotros...
habiendo tanto por decirnos,
conociéndonos por dentro.
Yo te miraba, vos me encontrabas.
Tus ojos callados que decían tanto que,
quizás, no deberían decir.
Vos lo sabes. Yo lo se.
Y ahi somos cómplices,
ahi somos pecadores, egoistas y sinceros.
A mi no me sirve pensar lo real.
A vos no te alcanza.
Las uñas clavadas al presente no nos desata
de esta absurda cadena que nos une.
Sos vos.
Soy yo.
Somos prisioneros.
Un arcoiris de colores en tu boca,
en la madrugada.
Somos besos pasados,
abrazos vencidos,
caricias oxidadas.
Somos sentimientos vivos y un puñado de silencios.
Una despedida inminente nos arrastra al olvido,
tal vez, a extrañarnos, quizas.
© Juan Manuel Ramos
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