Sin nadie saberlo



Para mi no es tan fácil tener que despedirte, 
despedirme como vos pensas.
Mi cabeza oxidada, devastada,
te extraña,te siente.
Y vos, ya tan lejos,
y yo, ya tan mio.
El deseo, la atracción.
Las ganas de hacerte el amor,
por última vez,
otra vez.
Bebiendo las gotas de este veneno,
abriendo las puertas,
introduciéndonos.
Ni vos, ni yo, ni ellos,
nadie debe salir herido.
Amar,
sin juegos.
Seremos felices,
en cuanto nos lo permitamos,
uno al otro.
Y entre lágrimas de acero,
y puños de cartón,
dejamos nuestra historia,
abandonamos lo que soñamos,
lo que quisimos amar.
Adiós,
que placer fue conocerte.



© Juan Manuel Ramos

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