Me excitas... es ese despertar sexual que te da la sensación de seguridad que el otro te brinda en su mirar... y toda la historia que uno arma en la fantasía mas silenciosa de nuestras mentes...
Me detiene algún reloj para contemplar tu belleza expuesta sobre mi lecho, llena de ansiedades, de palabras muertas, de vida. Voy quitándome las vanidades culturales en las que estamos sumergidos. Mi trabajo, las calles de la ciudad, la respiración de esas personas, sus huellas de mis ropas, el olor a perfumes que se mezclan con el humo de aquel cigarrillo, para encontrarme con vos, con solamente nuestros cuerpos, nuestras pieles. Envueltos en el festín de nuestro placer, de nuestras mentes silenciosas, mis pies se van acercando lentamente a tu espacio. Desnudo, tu sombra esparcida por mi habitación, por mis sabanas. Tu perfume a lo ancho de mi espacio, y tu mirada provocadora fueron llevando mis manos a
tu pecho, hundido en el placer del sentido del tacto, conectando la punta de mis dedos al dulce néctar de la satisfacción en mi cerebro. Cierras los ojos para dejarte llevar por el camino que van haciendo mis manos.
Arqueas tu cuerpo sintiendo el mas absoluto deleite para tu regocijo. Y siento la energía que desprendes, siento como vas dejando la dulce imaginación correr por esta habitación llena de nosotros. Mi sexo erguido, perseverante, esperando que tu voz nuble todo alrededor con un dulce gemir. Tu sexo ensoberbecido, audaz, atento. Lentamente acerco mis labios a tu cuello, haciéndote sentir como mi respiración escapa lleno de lo que producís, y se presenta envuelto de vos, una vez mas. Tus manos despiertan, agarran mi cara y llevas mis labios en solo milésimas de segundo. Tu boca, hambrienta de la mía. Tu lengua en penuria de mis besos. Y siento tus manos sobre mi abdomen, inclinando mi cuerpo para luego comenzar el juego de las sensaciones. Te incorporas sobre mi. Besas mi cuello con total voracidad y vas bajando lentamente por mi costado derecho. Tu manos sujetan el sentir de tu provocación, suave, delicadamente. Parecemos estallar en la luz tenue que nos ilumina, en la oscuridad mas absoluta de los ojos, en el brillo mas exacto de la imaginación. Placer y gratificación. Entregados a las variantes mas deliciosas del amor. Subes nuevamente sobre mi. Te sientes dueño de mi cuerpo. Penetro mis deseos en tu erotismo y comienzas un movimiento sutil de complacencia, de absoluta confidencia de los cuerpos. Totalmente entregados en cuerpo y alma al dulce ímpetu que regocija nuestras necesidades mas fervientes de amor, de lujuria, de sexo. Y mirarte envuelto en las endorfinas que tu cuerpo desprende para sentir la dulce espera del clímax total, sexy, sensual, atrevido. Y mientras un "detente" se desprenden de tus labios, mi imaginación jugando en la cima de ese orgasmo. Frente a mi te tenia, desnudo, sin retaguardias, retorcido hacia atrás... dejando fluir las sensaciones mas ocultas. Dejas restos de tu pasión por mi cuerpo, dejo mis huellas por el tuyo, sintiendo la satisfacción de haber entregado lo mas preciado y misterioso de cada ser.
Tu cuerpo desnudo descansa a mi lado, la dicha de entregarse, la aventura de amar.
© Juan Manuel Ramos