Sentir que de a poco se nos escapa la vida,
se nos van los años, huyen los momentos que ayer eran cercanos,
que hoy estan lejos, casi borrosos para la mirada del alma.
La mente nos pone en un juego de mesa
en el que siempre se suele perder por querer jugarlo.
Y asi, uno hecho hombre,
con un libro escrito, un árbol plantado y la caja de recuerdos,
la espera del hijo será lo que colmará
una vida de realizaciones y sueños cumplidos,
donde solo quedara disfrutar de las tres cosas hasta que,
la vieja enemiga de la vida,
quiera golpear mi puerta.
Cada minuto que se escurre
entre el sonido abrumador del "tic tac" de algun reloj,
nos desespera cuando intentamos abordar un recuerdo lejano,
que siempre fue tan nuestro y hoy se nos adueña el olvido.
Ver a los niños como dejan de serlo
para entrar en la edad que nunca quisieramos,
esa de los trenes que pasan una vez,
de la lluvia que siempre paró y de los pájaros volando.
Y el presente que nos sonaba tan lejano... llegó.
A veces como lo soñabamos, otras como lo alcanzabamos
y otras como por sorpresa.
Nos golpeamos mas de mil veces,
y lo volvemos a intentar de muchas maneras,
sabiendo que el fracaso está en las sombras,
al doblar la esquina.
Y volvemos a intentarlo una vez mas.
Y otra vez.
Y recurrimos al plan "B" (que nunca existe).
Prometemos siempre y decimos que es una "última vez" a todo,
pero no nos acostumbramos a aceptar nuestras malas elecciones,
porque por naturaleza somos tercos...
ante nosotros mismos.
Y la vida pasa y nuestros cuerpos
lentamente van cayendo como racimos secos de la vid,
cada vez mas débiles.
Y mientras nacen las arrugas en nuestras manos,
voy escribiendo la historia de vida mas hermosa...
(Hasta cuando pueda).
© Juan Manuel Ramos