Dañino



Y apareces,
dueño del tiempo,
amo del deseo.
Me convierto en un rio,
sin caudal,
sin puentes.
Soy una frontera,
firme,
de hierro.
Y el aire que se escapa de tus besos
mueve de lado a lado mis paredes,
abriendo paso,
liberándote la entrada.
Y quiebras mi suelo,
secas mis tierras,
golpeas mis frutos.
Y apareces,
silente,
y haces tus destrozos,
en mi.
Escapas,
impune,
ausente.
Y me dejas tu sabor,
amargo,
ácido,
corrosivo.



© Juan Manuel Ramos

SEGUIME EN INSTAGRAM

@juanmanuelrss